
Capítulo 15
“Desencuentros y engaños”
Durante esa mañana, Ariel Avilar intentó de todas las maneras posibles comunicarse con Lucho Olivera. Lo llamó desde la facultad por su celular, pero Olivera no contestó. Durante los veinte minutos del intervalo entre una materia y otra, corrió hasta un locutorio tratando de encontrar a su maestro. Pero un repetido “tut-tut” sin solución de continuidad le informaba que nadie atendía del otro lado. Volvió a sus clases, tratando vanamente de prestar atención a sus docentes.
El hombre de gran estatura subió por las escaleras de su casa trepando varios escalones en cada paso. Llegó al tercer piso y se encerró en la sala, pequeña y oscura a pesar del sol de la mañana. Encendió la lámpara y despejó de la mesa revistas, dos libros y varios papeles de un solo manotazo. Apoyó entonces la gran carpeta negra que traía bajo el otro brazo. Aún vestía su piloto de fina textura. De la carpeta extrajo diez páginas canson de grandes dimensiones y las colocó como en abanico, ordenadas numéricamente del 1 al 10. Eran las diez páginas de una historieta tituladas “El Código de Uruk”.
Umberto Vissi dio una mirada general a la obra, yendo de izquierda a derecha. Tenía en su poder lo que había buscado durante muchos años, y que lo llevaría a su meta final. Los sentimientos de excitación, ansiedad y satisfacción cambiaron a decepción y odio cuando leyó con suma atención la historia desde la primera página. Aquellos dibujos no eran exactamente los que había visto el día anterior. No era esa la obra que había ido a buscar. Había sido engañado. Debía volver al departamento de Lucho Olivera, pero esta vez sin cortesía.